Gente de las atracciones: Dulce y atrevida en Silver Dollar City

CUANDO ME REGALA CON CUENTOS, June Ward nunca pierde el ritmo montando racimos de cacahuetes en la cocina del sótano de Brown's Candy Factory. Enrolla con pericia los frutos secos y el chocolate con leche atemperado hasta formar montículos perfectos y deliciosos, utilizando las habilidades que ha perfeccionado durante más de 56 años en Silver Dollar City, situado en las montañas Ozark de Missouri. Ahora, a sus 80 años, dice que sus huesos son viejos y que ya no puede mantenerse erguida, pero que su perspicacia para hacer caramelos sigue siendo aguda, al igual que su ingenio.

"Mi boca funciona tan rápido como siempre", declara Ward.

Y vaya si le gusta hablar. Cuando Ward me habla de su aprendizaje con los maestros confiteros en 1968, de los trucos del oficio, de las muchas personas que ha conocido a lo largo de los años y de mucho más, su pasión por los dulces y por Silver Dollar City en su conjunto es evidente. Su trabajo también le ha dado la oportunidad de participar en algunos proyectos únicos. Cuando "The Beverly Hillbillies" rodó episodios de la serie de televisión en Silver Dollar City en 1969, Ward fue la sustituta de Donna Douglas, que interpretaba a Elly May.

Con su sonrisa contagiosa y su cálido comportamiento, es tan encantadora y dulce como los caramelos que prepara. Pero Ward también es muy divertida, juguetona y le encanta ocupar el centro del escenario, atributos que le han servido de mucho en su larga carrera en la ciudad minera de 1880 del parque. Un ejemplo: Mientras charlábamos, un grupo de ejecutivos se acercó a saludarla.

"Andrew no sabe mucho", me informa Ward mientras Andrew Wexler, director general de Herschend, la mira divertido. "Y, por supuesto, no sabe nada bueno aparte de lo que le hemos enseñado", añade.

Al oír las típicas indirectas de Ward, Wexler y sus socios estallan en carcajadas. Forman parte del desfile diario de gente que acude a Brown's Candy Factory en busca de una audiencia con la venerable Miss June. Varias generaciones han disfrutado de las deliciosas golosinas y el encanto campechano de Ward, y los abuelos traen regularmente a sus parientes a la tienda, deseosos de presentarles a la carismática dinamo.

Unos 50 años después, los antojos de caramelos de Ward perduran. Dice que el delicioso aroma que flota en el aire le resulta tan embriagador como a mí. La golosina preferida de esta autoproclamada adicta al chocolate son las tortugas de pacana.

Viendo a Ward elaborar dulces con esmero y cortejar a sus adorados visitantes, pienso en la alegría que ha proporcionado a los demás durante décadas. La suya es una profesión honorable y gratificante. Ward dice que no tiene planes de jubilarse y que espera seguir haciendo dulce de cacahuete, caramelo y otras delicias mientras hace comentarios graciosos mientras se encuentre bien.

"Siempre me ha encantado trabajar para esta empresa", dice Ward. "Le digo a todo el mundo: 'Cuando tienes el trabajo más dulce de la ciudad, ¿por qué ibas a querer dejarlo?"