Los riesgos están siempre presentes en el medio en los lugares donde se desarrolla cualquier actividad humana.
Cuando nos bañamos nos exponemos a resbalarnos y darnos un golpe en la cabeza; cuando nos subimos a un automóvil, nos exponemos a sufrir una colisión y sufrir lesiones irreversibles; o cuando practicamos paracaidismo, nos exponemos a que el paracaídas no abra con consecuencias letales.
¿Pero qué pasa con los riesgos que asumen las empresas en sus operaciones diarias?
Cada una de los colaboradores que trabajan en una empresa, asumen actitudes y comportamientos en sus actividades diarias que podrían poner en riesgo la integridad de las personas. Las actitudes y comportamientos son predisposiciones estables o formas habituales de pensar, sentir y actuar de cada individuo, en consonancia con sus valores.
En una empresa, los valores corporativos constituyen el sistema fundamental por el que se orientan y definen las relaciones y conductas con respecto al medio en el que se realizan las actividades cotidianas. Esos valores determinan el comportamiento que deben seguir los colaboradores, se transmiten de unos a otros, orientan y determinan la actividad o el quehacer de la empresa, habla de “así es como hacemos aquí las cosas”.
Con el paso del tiempo dan forma a la cultura organizacional, es decir, la forma de pensar, sentir y actuar compartida por los miembros de la organización.
Por tal motivo, en las empresas en las que la máxima prioridad es la seguridad de las personas, se declara “la seguridad” dentro de sus valores corporativos, con el fin de que se establezca una cultura de seguridad. El objetivo de ésta, es garantizar que todos aquellos que toman decisiones en la compañía entiendan y se comporten de manera que minimicen los riesgos al máximo.
La cultura de seguridad se debe permear en toda la organización, desde las decisiones estratégicas hasta las rutinarias. La actitud, las palabras y las acciones del personal directivo, desde el más alto nivel, influyen directamente en el enfoque colectivo de los empleados respecto a los límites de riesgo aceptables en el lugar de trabajo.
Es así como la cultura de seguridad de la empresa es la atmósfera que crea la organización y que da forma a las normas de conducta y a las actitudes de los colaboradores frente a los riesgos de las operaciones diarias.
De manera natural, se empieza a realizar gestión de los riesgos, desde todos los niveles de la organización. En los niveles operativos se desarrollan capacidades principalmente de identificación de riesgos, y en los niveles tácticos se desarrollan capacidades de valoración y tratamiento de los mismos.
Se aprovechan los sistemas de gestión para incorporar las acciones que mitigan los riesgos en los manuales y/o procedimientos existentes, procurando que el incremento de la seguridad sea un proceso continuo.
Por consiguiente, antes de poder implantar un sistema de gestión de la seguridad, es necesario tener una cultura de seguridad apropiada, que esté relacionada con intangibles como las actitudes personales y el estilo de la organización.
Harold Herrera es Consultor de Operaciones del Parque del Café, en Colombia; y consultor en seguridad operacional en sistemas de transporte por cable del Banco Interamericano de Desarrollo.